UN CUBO DE ZINC

¡¡Muy buenas!! Hay un momento en la vida en que te llaman la loca de las plantas jejejeje.

Esa como podéis imaginar soy yo, tengo un lema y es que siempre hay sitio para una planta más.

Lo cual me ha llevado a tener un pequeño problema de logística y como podéis imaginar, las plantas hay que regarlas.

Que si cojo la regadera, que si voy al baño, que si la lleno de agua, que si se me cae por el camino…. Total, un caos.

Así que cuando por fin conseguí tener presupuesto para arreglar la terraza y ponerla a mí gusto, estaba claro que necesitaba un sistema para regar las plantas que fuera algo más práctico.

Lo primero fue comprar un grifo acorde a la situación, porque esta que escribe es muy muy pija y después de buscar y buscar me enamoré de la ardilla que veis en las fotos.

Cuando parecía que todo estaba resuelto y que ya tenía mi grifo y mi regadera y que no tenía que hacer un maratón un día sí y otro también, resulta que se plantea el segundo dilema y es ni más ni menos que a veces y al cerrar el grifo se vertían unas gotitas de agua que acababan en el suelo y que según mi parte contratante (o sea, lo que viene siendo mi marido), iban a terminar filtrándonos el agua al piso de abajo.

SOLUCIÓN

Me fui a la ferretería, me compré un cubo de zinc y me puse manos a la obra.

Para el interior y con una esponja le apliqué nuestra pintura de color bronce y multisuperficie PMOM1 aquí os dejo el enlace: https://lascosinasdelatata.com/inicio/3842-pintura-metalizada-bronce-multisuperficie-2006530038429.html

Dos manitas, por evitar que algo quedara sin cubrir. Al ser multisuperficie se puede hacer con ella casi cualquier cosa y no necesita barniz.

Pinté el asa y el borde exterior del mismo color, por estética y porque soy muy ñoña.

Y me quedaba la barriguita del cubo…. Escogí algo que fuera sencillo y a la vez elegante o eso creo yo.

Pinté con una pintura a la tiza color tapioka referencia: 120-26 y aquí os pongo el enlace: https://lascosinasdelatata.com/inicio/3804-tapioka-8421644003257.html

Ya solo me quedaba escoger la servilleta y este es el momento en que cada cual deja volar su imaginación y escoge según sus colores, gustos, prioridades…. En mi caso y acorde a los azulejos me decanté por una servilleta de hiedra. Pero la imaginación es infinita.

Con un cepillo de dientes (yo me quedo todos los de los hoteles que visito), salpiqué todo el exterior para unificar y decorar un poquito más.

Por último y a mí que me digan lo que quieran, 2 manos de barniz para proteger la pintura exterior y la servilleta.

Y listo, la parte contratante ya no puede protestar porque el agua ya no va al piso, sino que cae al cubo y mi perra Luna más que satisfecha, con lo que a ella le gusta meter las narices en los cubos.